LA CNTE Y BALANCE DE 2013
Después de la derrota electoral de julo de 2012, del
languidecimiento gradual del # Yo Soy 132, de la declinación de la batalla
contra la imposición y el golpe al mundo del trabajo con la contrarreforma
laboral de noviembre del mismo año; el estado de ánimo de los grandes
contingentes sociales del país no perfilaba la posibilidad de un estallido o un
escalamiento de movilizaciones significativas y se escudriñaba en el horizonte
el desarrollo de una coyuntura gris, pero en el curso de unos cuantos meses,
ésta se tornó explosiva y desde febrero de 2013 se articuló una movilización
popular prolongada con el magisterio como eje de la revuelta.
Más de un año ha pasado desde entonces y el movimiento, aún
con sus altibajos y vaivenes se sostiene sin arriar banderas. Tardará un tiempo
la sociedad en su conjunto en comprender a cabalidad la enorme contribución de
la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación ) no sólo para
defender la educación pública, sino para obstaculizar y ser una muralla de
contención contra la avalancha neoliberal. La alienación de las conciencias, el
pensamiento retrógrado y el sentido común conservador no podrá ser revertido en
el corto plazo, pero navegando a contracorriente y no sin dificultades se abre camino un modo diferente de ver la
vida y la lucha.
La CNTE en sus casi tres décadas y media de combates contra
el gobierno y el charrismo sindical ha realizado aportaciones notables al
movimiento social en México, pero pocas veces como en la coyuntura del 2013; en
ocasión de las reformas retardatarias a los artículos Tercero y 73 de la
Constitución impulsadas por el régimen Peñista y avaladas por las élites de los
partidos del Pacto por México, que en el fondo lo que pretenden es la
denegación del derecho humano al trabajo digno, la conculcación de los derechos laborales, la ruptura de la identidad colectiva como
trabajadores, la supresión de la
educación gratuita y el control sobre contenidos educativos para imponer la
visión del mundo de los poderosos.
Durante el turbulento año de 2013, la CNTE colocó en el
centro del debate nacional el problema de la educación pública, logró poner de
su lado a lo mejor de la intelectualidad y el periodismo crítico, erosionó la
pretensión del pensamiento único emanado desde los cenáculos de la derecha en
el terreno pedagógico y que tomó forma como monólogo omnipresente , evidenció
la crisis de representación de los poderes de la Unión, desnudó la naturaleza
autoritaria del gobierno, potenció el fermento de nuevas rebeldías y catalizó
las precedentes,, exhibió al charrismo sindical postgordillista como rastrero,
timorato y entreguista, desplegó una energía social inusitada, quebró la idea
del fatalismo determinista, avanzó en la toma colectiva de decisiones, enfrentó
con entereza la furia represiva del régimen y el aluvión de odio propalado por
los medios masivos , caminó en la idea de establecer alianzas estratégicas con
otros sectores populares, mostró su capacidad de dislocamiento de vías de
comunicación y entornos urbanos de algunas zonas del país lo cual será factor
decisivo en una situación revolucionaria, concitó la solidaridad internacional
de organizaciones magisteriales de otras latitudes, puso en práctica variadas
formas de combate; y sin embargo todo esto no alcanzó para revertir las
reformas y deconstruir el modelo hegemónico oligárquico.
¿Qué faltó? ¿Cuáles puntos débiles debemos corregir en las
futuras movilizaciones? ¿Cómo inscribimos las acciones dentro de un plan
táctico-estratégico? ¿De qué manera tomamos la iniciativa y no sólo
respondemos a los golpes de la derecha
oligárquica y sus palafreneros? Es claro
que la movilización no tuvo un carácter de simultaneidad en razón de la
asimetría y disparidad del desarrollo de los contingentes, amén de una
maduración diferenciada en la toma de conciencia; la labor de dirección
política se vio mermada por el insuficiente bagaje teórico y la deficiente
captación rápida de la realidad cambiante que no pocas veces desembocó en
dogmatismo y actitudes sectarias; no se realizó a tiempo la autocrítica;
escaseó la iniciativa política, esto es, la capacidad de proponer los términos
de la pelea antes de que el régimen desatara la ofensiva; tuvimos dificultad
para adelantarnos a los acontecimientos y avizorar perspectivas; dejamos casi
indemne a la SCJN; tampoco supimos sacar adelante los tiempos definir los
ritmos y duración de las batallas en la coyuntura; acusamos déficit en la acción comunicativa
hacia el pueblo, insistir y machacar que la mal llamada reforma educativa no
sólo atenta contra el magisterio, sino que golpea las madres y padres de familia porque hace
recaer sobre sus hombros el sostenimiento de las escuelas ya que el estado
abdica de su obligación, a los estudiantes porque se les impone un modelo de
evaluación estandarizada y racista, a la nación en su conjunto porque se
importa un paradigma oligárquico-imperial en materia pedagógica que vulnera la
soberanía de la patria.
Pero un balance resultaría incompleto si se redujera a la
enumeración de aciertos, limitaciones y errores, sin lanzar propuestas a fin de
afirmar aquellos y reducir estos últimos, o soslayar objetivos sin definir
derroteros posibles para alcanzarlos, en tal virtud, precisamos diseñar un plan
táctico-estratégico que sea nuestra carta de navegación la cual nos permita
esclarecer horizontes y fijar metas para
no perder el rumbo. Cada campaña emprendida y cada batalla librada por pequeña
que sea ha pensarse y realizarse en función de nuestro objetivo histórico para
ir creando condiciones más favorables para las luchas siguientes. Es imposible
saber de antemano cuantos combates parciales, cuantas iniciativas desplegadas,
cuantas resistencias derrotadas y victoriosas, cuantos avances y repliegues,
cuantos ascensos y reflujos del movimiento serán necesarios para batir y negar
esta sociedad basada en la explotación, la desigualdad y el despojo: la
liberación avanzará tanto con revoluciones políticas como con movilizaciones
sociales y fortalecimiento gradual de posiciones resultantes de la acción y
presión de diversos actores sociales. El plan político es la brújula que señala
derroteros posibles, pero no caminos fijos, porque en las luchas sociales no
existen coordenadas inmutables ni pautas absolutas y ahistóricas para el avance
emancipatorio, tampoco hay métodos infalibles para la comprensión y solución de
problemas o maneras predeterminadas de acción política.
Sabemos que sin objetivos claros de largo plazo, las acciones
serán puramente reactivas y muy pronto
nos veremos envueltos en las jugadas del enemigo y no podremos desplegar a
plenitud nuestro potencial. A pesar de que no siempre se puede escoger el
escenario de batalla y que algunas veces se nos impone luchar en un terreno
desconocido; nuestra tarea es atraer al adversario a nuestro campo, que es el
de la educación popular y la pedagogía crítica en donde podamos alterar la correlación
de fuerzas a favor del pueblo. De la misma manera, contar con un plan
táctico-estratégico nos posibilita reconocer cuando hay factibilidad de
victorias que en nuestro caso, se producen cuando somos capaces de desentrañar
los propósitos ocultos de los oligarcas y sus voceros, develando sus verdaderas
intenciones y así desmontar sus argumentos; cuando sabemos comunicar al polo de
los oprimidos que las demandas enarboladas por nosotros no son ajenas a los
intereses populares; cuando en cada lucha concreta fortalecemos el tipo de
relaciones sociales a las que aspiramos sean las de las nueva sociedad por las
cual estamos dispuestos a combatir; de esa manera construimos teatros de
operaciones favorables para los siguientes eslabones de las peleas políticas.
Ahora, se ha producido una situación favorable para el
magisterio democrático en México al demostrarse internacionalmente que
fracasaron las reformas educativas basadas en el mercado, que los países con
mayor aprovechamiento escolar son los que cuentan con autonomía en los planes
de estudios y en las evaluaciones (no estandarización ni medición ni de
enseñanza), donde existe libertad profesional asociada a la cultura de
colaboración en las escuelas, un entorno para los docentes de apoyo mutuo, alejándose de la competencia despiadada y feroz; el
mayor desarrollo en materia educativa se articula con el mantenimiento de la
escuela pública bajo control
comunitario; también avanzamos cuando combatimos desde la escuela la idea de la
aceptación del desenfreno del lucro privado e individual como única forma de
vida.
Nuestra tarea estratégica es encontrar los modos para
desestructurar y subvertir el bloque oligárquico-neoliberal e instaurar el
bloque democrático-popular, esto supone construir una red de alianzas,
desplegar iniciáticas y establecer compromisos con diversas fuerzas populares ya
que nuestro horizonte es construir una sociedad democrática y romper las
estructuras sociales que generan opresión y desigualdad. Así mismo nuestro plan
estratégico debe contemplar la articulación de miles y miles de luchas
dispersas donde cada batalla particular se enlace con la defensa de la patria,
la liquidación del colonialismo interno y la supresión del racismo y cualquier
conducta humillante y alineadora. Debemos comprender mejor los momentos de
ofensiva y repliegue en las movilizaciones y saber desatar campañas de
decisiones rápidas y envolventes. Es menester ponderar el aspecto ético de
nuestra lucha, superar gradualmente las desconfianzas entre los sectores y
contingentes del movimiento, pues tanto daño hace la ausencia de vigilancia
como el exceso de suspicacia.
Tenemos urgencia de agudizar la crisis de representación de
los poderes del Estado y enderezar la mira hacia la SCJN y desnudarla como un
órgano al servicio del poder establecido. Es un imperativo desarrollar y
socializar el proyecto alternativo de educación poniendo en práctica la idea
freiriana de que toda educación es
política y debe contar con rasgos que detengan la bestialización de lo humano,
que camine hacia una democracia radical poniéndonos en la lógica de aprender,
desaprende, reaprender y trabajar en el aula y la calle la deconstrucción de
las prácticas opresivas y supremacistas, la afirmación de sujetos con visión
crítica, entendiendo la educación como un proceso de conocimiento, formación
política, manifestación ética, búsqueda de la belleza, capacitación
científico-técnica y una práctica histórica como movimiento y lucha. Tenemos
necesidad de incrementar el prestigio del magisterio democrático , asumiendo la
ética del trabajo creador a través de un “aggiornamiento” de nuestras teorías y
prácticas pedagógicas profundizando la relación con organizaciones
magisteriales y movimientos pedagógicos de América Latina y el resto del mundo,
aprendiendo junto con nuestros alumnos, abriendo nuevos caminos para la vida,
haciendo de la escuela una arena de lucha: la voz alta en vez del silencio; la
rebeldía contra la sumisión, el sometimiento y la obediencia; el pensamiento
crítico en vez del adoctrinamiento y la enajenación.
Precisamos colocar las luchas sectoriales en clave mayor, en
la unidad de los oprimidos contra del
capital, el cual domina de múltiples maneras, pues no solo explota el trabajo
sino que configura un mundo antidemocrático, excluyente, machista-patriarcal,
enajenado y depredador y a lo que aspiramos es a una sociedad de armonía con la naturaleza, con
igualdad de género, horizontalidad democrática, libertades políticas plenas y
equidad social. De manera inmediata debemos elaborar el mapa de la resistencia
magisterial en cada entidad, consignar el estado de las fuerzas (reales,
latentes y potenciales) y participar en el enjuiciamiento al Edo. Mexicano en
la audiencia temática sobre educación que efectuará en junio próximo el
Tribunal Permanente de los Pueblos; en cada lid donde participemos, importa
resaltar, reconocer y ponderar el papel de las mujeres en la lucha; la consigna
del momento es construir poder popular autónomo y defenestrar al gobierno de
traición nacional; la articulación de la insurgencia popular no puede
prescindir de fechas emblemáticas como las inminentes del 18 de marzo, 10 de
abril, 1 y 15 de mayo buscando incorporar en ellas a todo el bloque opositor a las políticas de
los oligarcas y sus lacayos: en realidad somos el 99% contra el 1% de la
población; ; si hacemos esto desbrozaremos el camino hacia nuestro horizonte
estratégico y dejaremos enseñanzas en cada combate y campaña política cuyo
eslabonamiento victorioso habrá de conducir hacia la liberación del pueblo
mexicano, al lado de sus destacamentos de avanzada como el magisterio
democrático agrupado en la CNTE.
Rosalio
Morales Vargas
Chihuahua,
Chih., marzo 2014.
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